lunes, 15 de junio de 2009

COMUNICADO DE "VALOREMOS LA VIDA"

Miércoles 10 de Junio

DIA DE LA SEGURIDAD EN EL TRÁNSITO

PARA REFLEXIONAR


SIN EDUCACIÓN VIAL+SIN VISUALIZAR EL PROBLEMA=SIN POSIBILIDADES DE SOLUCION

EN NUESTRO PAÍS, UNA PERSONA MUERE POR HORA A CAUSA DEL TRÁNSITO.
EL DESASTRE NO SABE DE EDADES NI CLASE SOCIAL.
Y PUEDE SER PEOR AÚN: SALVO UN GRUPO DE O.N.G., NADIE PROMUEVE QUE SE TOME CONCIENCIA.

Los datos son brutalmente elocuentes. Sin embargo, hace tiempo dejaron de sorprender, como si morir en el asfalto fuese una triste fatalidad, una bala perdida que “si te toca, te toca”, y no un problema humano. Entonces, la radiografía da muy mal: muestra que, en la Argentina, entre 7.000 y 10.000 personas mueren al año en accidentes del tránsito; que otras 100.000 resultan heridas; que el país ostenta una altísima tasa de mortalidad vial por cada 100.000 habitantes; que las pérdidas económicas suman miles de millones de dólares; que las víctimas fatales del tránsito representan el 53% de los homicidios ocurridos en el territorio nacional. Ninguna de estas cifras lleva el registro de las cicatrices psicológicas ni de las familias amputadas, y mientras el tema se queda fuera de la agenda política, esta guerra santa entre hombres y máquinas sigue su marcha.

Solucionar esta epidemia implica educación y un compromiso serio por parte del Gobierno. Es decir, hacer del tránsito una política de Estado, que controle a los adultos haciéndolos cumplir las normas para cambiar sus malos hábitos, y prepare a los futuros conductores para una mejor convivencia al volante.

No obstante, los expertos ven poco de esto, y hablan de un escenario difícil y estancado. Especialistas y ONG coinciden en que si bien el Gobierno lanzó el Plan Nacional de Seguridad Vial 2006-2009, que pretende reducir los decesos viales en un 20 por ciento, la iniciativa oficial choca con dos contradicciones internas: carecer del apoyo de una autoridad nacional que pueda ejecutarla con eficacia y no contar con un presupuesto asignado específicamente a su aplicación.
Con la educación vial pasa algo similar. Aunque jamás se haya cumplido, para la ley es materia obligatoria en todos los niveles de enseñanza. Ciertas provincias tienen contenidos distribuidos aquí y allá, y también hay iniciativas privadas, pero la asignatura Educación Vial no existe a nivel nacional. Y en este punto no hay dudas: se debe empezar ahora para ver resultados en 20 años.
Si el tránsito sigue fuera de las aulas, no habrá manera de revertir las escandalosas cifras actuales, donde el 85 por ciento de los accidentes se debe a fallas humanas.
A nivel mundial, los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte en personas de 0 a 35 años.
SI ESTO NO JUSTIFICA QUE SE REVEA LO ACTUADO HASTA AHORA, ¿QUE LO JUSTIFICA?

¿Controles? El otro problema son los controles y nace con la entrega misma de las licencias de conducir. En el país hay más de 2.200 bocas habilitadas para emitirlas, cada una con sus propios criterios y un nivel de exigencia difícil de demostrar. Entonces, si un conductor no logra obtener el permiso en un distrito, puede cruzarse a otro y tramitarlo. “No hay problema: te radican el domicilio en el momento. Toman la tasa como un ingreso, con lo cual habilitan a una persona a portar un riesgo”, además todavía está pendiente un trabajo profundo sobre las condiciones de entrega de carne en nuestro municipio.
Los expertos proponen mil maneras de empezar: detectar factores de riesgo, crear un cuerpo especial de tránsito, poner en marcha el sistema de licencia por puntos, etc. Pero todos parten de una misma base: mayor compromiso político y educación.

Cambiar el cuadro astillado del tránsito argentino exige mucho de todos. Un gobierno que actúe como Estado y una ciudadanía que no mire al cielo buscando respuestas. Pasarán generaciones y gobernantes, pero es la única manera de evitar que miles sigan siendo enterrados en el asfalto. Lamentablemente debemos reconocer que para los familiares, hoy reunidos en una misma lucha, esto dejó en evidencia la fragilidad de la seguridad en las calles y rutas argentinas y nos llevo a preguntarnos ¿cómo hicieron en otros países para mejorar? Cuando de enfrentar problemas tan profundamente culturales como el tránsito se trata, suele decirse que trasplantar fórmulas desde otras latitudes no es la solución. Sin embargo, los conceptos en que se basan esos sistemas empleados con éxito en otras naciones sí pueden ayudar a encontrar las respuestas propias.

Sobre todo si podemos reconocer que lamentablemente, para nosotros “CONDUCIMOS COMO SOMOS”

No respetamos las reglas. Tratamos de sacar ventaja. El otro no tiene importancia. Creemos que el problema no pasa por nosotros, sino por los demás. Desafiamos las leyes del hombre y de la física. Actuamos como si fuésemos inmortales.

Muchísimas de las conductas socioculturales argentinas están atravesadas por nuestro egoísmo y nuestra irresponsabilidad, tanto colectivos como individuales. Pero en ninguna de ellas se expresa tan cruelmente y cuesta tantas vidas como a la hora de salir a la calle, a la autopista, a la ruta.

Advertimos que seguir ignorando perversamente este drama es seguir apretando el acelerador, sin freno, hacia nuestro suicidio como sociedad .


FABIANA MANZUR - ASOCIACION "VALOREMOS LA VIDA”

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