El living de la casa de mi amigo Jorge tenía una mesa ratona con unos apoya traseros (me rehúso a llamar asiento a semejantes engendros) que no solo eran viejos sino que además eran muy feos.
Resultaba por demás de raro y de contrastante ver que un tipo que lleva una corta pero brillantísima carrera de médico, con un nivel de ingresos medio alto, amante de la innovación, de la tecnología y con un gusto por lo estético bastante notable, se permitiera afear de esa manera el living de un departamento en duplex en un coquetísimo edificio del Barrio de Nuñez. Pero ahí estaban firmes así de feos como eran, incómodos, estorbando el paso y la vista.
Cierto día, al entrar a su casa veo con cierto agrado que los engendros no estaban, lo raro era que no había nada en su lugar. Sin dudarlo me salí de la vaina y luego de los "¿cómo está todo?" de rigor, fui directo al punto y sin rodeos.
- ¿Vas a cambiar los muebles del living George?, pregunté mirando hacia el hueco
- ¡No, ni loco!, me respondió con vehemencia. ¡Los mandé a restaurar!.
- ¿A restaurar?, pregunté con total sorpresa.
- Si, se los mandé a un tapicero restaurador que me consigue un cuero original como el que tienen y que los barniza del mismo color y los deja iguales a cuando eran nuevos.
- ¿Y no te convenía invertir unos mangos mas y comprar algo nuevo? ¿Algo mas...?, hice una pausa de esas que dejan en claro que uno no encuentra la palabra justa, ¡Moderno!, exclamé al encontrarla.
- ¿Algo mas lindo querrás decir?, dijo riendo ante mi evidente desconcierto.
- Y... muy lindos que digamos no son.
- Ya sé que no son lindos, es mas, también a mí me parecen espantosos, se que no cuadran con nada, que son una patada en el bajo vientre. Pero ¿sabés que? son parte de mis raíces.
- ¿Cómo?, pregunté descolocado.
- A ver, a las propiedades la gente ¿cómo las llama?
- ¿Casas?
- ¡No salame!, ¿qué tipo de bienes son?
- ¿Inmuebles?, mi desconcierto era total, por primera vez en muchos años no sabía para que lado iba a salir.
- ¡No!, "bienes...", hizo una pausa dándome la oportunidad de que complete la frase
- ¿Raíces?
- ¡Exacto!, bienes raíces y ¿Sabés por que? porque al igual que los árboles los seres humanos también necesitamos echar raíces, algo que nos conecte hacia lo mas profundo y básico de nosotros mismos,
hacia nuestra mas tierna infancia. El común de la gente hace eso con su casa paterna o si los padres no tuvieron casa propia, echan sus raíces en el barrio donde vivieron, en el club, en el colegio al que fueron. Es una cuestión psicológica que tiene que ver con el arraigo, algo físico que nos permita decirle al mundo y a nosotros mismos quienes somos desde la pertenencia a determinado lugar, institución, etc.
Yo de chico viví en tantos lugares tan distantes, Mar del Plata, Lima Perú, Avellaneda, La Plata, otra vez Mar del Plata, otra vez Lima, tengo tantas mudanzas y cambios de casa, colegio, amigos, clubes, que nunca pude definir cuales eran mis raíces. No puedo decir que soy de Avellaneda porque nací ahí y al tiempo ya vivía en Perú, pero casi ni me acuerdo nada de Perú, cuando llego a la edad de la memoria
me encuentro viviendo en otro lado y en otro y otro. Lo único que siempre estuvo ahí sin importar en que lugar del mundo estuviéramos son esos muebles, viajaron con nosotros a donde fuéramos. Aunque
suene raro en ellos eché mis raíces, verlos me recuerdan de dónde vengo, quien soy, a donde voy.
¿Vos, sabés donde echaste tus raíces?
La charla siguió y nos pasamos horas hablando de mi querido Villa Bosch. Mis viejos nunca tuvieron casa propia, nunca nos asentamos más de seis años seguidos en la misma propiedad, pero hasta mis 10 años viví en Bosch, y allí seguí yendo al mismo colegio hasta que terminé el secundario. Pasé 12 años consecutivos y felices en el Instituto Pío XII. Cuando estoy mal, cuando estoy solo, cuando creo que no me voy a levantar, cuando se que perdí el rumbo y no puedo encontrarlo, cuando tengo que resetearme, cuando necesito acordarme de quien soy me hago una vueltita por Villa Bosch. Por mas que ya no
conozca a nadie, siento que estoy en mi casa, que vuelve a la vida el Gerardo que andaba en bicicleta, que le pedía a algún vecino tomar agua de la manguera los días de verano, el que jugaba a la pelota en el potrero, el que tuvo alegrías y situaciones difíciles de reponerse pero a pesar de todo sigue adelante.
GERARDO PABLO VIVAS
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