jueves, 26 de febrero de 2009

SALUDOS

Les deseo lo mejor en este nuevo ciclo que seguramente tendrá la misma calidad y rico contenido que los televisivos. Creo nuestra radio necesita de nuevas experiencias y los oyentes también, y vos podes.
un abrazo.
Juan Fraiz.


Mucha Suerte¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Saludos flia Alvarellos.

Dippy gracias por la informacion y los mejores deseos de exito para esta etapa. Con cariño.
LOS MUÑOZ. (Carlos e Ines)

COLABORACIÓN SOBRE LA NIÑEZ V

La soledad

por Ezequiel Feito


Puedo recordar a la soledad desde mi infancia, cuando una vez, quizás por los mismos motivos por los que se desata una guerra, me excluyeron de la ronda de juegos. Estaba a un lado, a poca distancia de ellos; inmóvil, quieto, mirando como los demás se movían. Luego de un rato caí en la cuenta de que era el único que no estaba jugando y que estaba solo, como si no existiera, como si estuviese muerto y enterrado lejos de allí.
Los demás niños, los maestros, los animales, las plantas y aún los edificios parecían ignorarme o negar mi existencia. Por mi corazón pasaban los mas encontrados sentimientos: Veía la instantánea amnesia del amigo, el desdén del amor naciente, la indiferente risa de la multitud desordenada y el cruel egoísmo de los que estaban acompañados, interesados en nada y sin ver si alguien faltaba. El sutil refinamiento de los juegos que no admitían ser alguno luego de iniciados y la proverbial ignorancia de la gente grande de los dramas de los niños.
De repente, me senté en mi suelo, y todo desapareció como por arte de magia; mil niños como yo, con mis mismos rasgos y vestidos de igual manera, comenzaron a jugar conmigo, a hablarme, a comprenderme y lo que es mas, a asegurarme para toda mi vida que jamás estaría solo del todo. Que jamás, sea cual sea la circunstancia, sería dejado a merced de la malignidad del vacío material o afectivo. El sentirme diferente a todos, el tener ahora la plena conciencia de mi individualidad, impregnó mi alma de la mayor de las soledades, porque solo yo sería único para mí. Los demás podían olvidarme, confundirme o ignorarme, pero yo nunca podía hacerlo. Podía perderme en el infinito de mis sueños, pero nunca dejaría de estar acompañado.
Sin darme cuenta, fui teniendo la sensación de estar flotando en la nada, hasta que de repente tocó la campana y todo pareció volver a la normalidad. Cuando volví a casa pensé en el momento en que la soledad me produjo algo dulcemente amargo y casi placentero.
Los años fueron pasando pero aquel momento jamás pudo borrarse de mi mente. Muchas veces cuando estoy solo ante la muchedumbre o en una soledad voluntaria, trato de recordar aquella crueldad inocente que, a pesar de todo, me hizo amar la soledad.

COLABORACIÓN SOBRE LA NIÑEZ IV

La persistencia de la muerte

por Ezequiel Feito

El mundo de mi niñez estaba repleto de muertes transitorias. En los juegos, en lo que se me perdía y en todo cuanto oía y leía, siempre estaba presente el tema de la muerte, de aquella muerte como la entienden los niños: aquella manifestación de que algo o alguien quedaba fuera del juego, de aquel que perdía y no podía jugar mas hasta la próxima ronda, o de aquellos soldaditos que caían y eran dejados en el piso por el simple reglamento de la batalla.
A medida que iba creciendo y teniendo en cuenta las cosas, veía que la muerte llevaba también el concepto de la desaparición: Algo que se perdía por los rotos bolsillos, aquellas figuritas o bolitas que pasaban a otras manos por el simple hecho de perder una jugada o cualquier juguete que se rompía y no servía mas. El concepto de la muerte, tan rudimentaria en los niños, había pasado por los interminables filtros del alma con el inevitable ropaje de la desaparición y la ausencia. El hecho de que algo dejara de pertenecerme, llevaba implícito el hecho de que nunca lo volvería a recuperar.
Esto siempre lo apliqué inconscientemente a lo que me rodeaba, hasta que un día, en la plaza, descansando quizás de algún juego, vi al pie de un árbol un gorrión muerto en el suelo.
Observé su cuerpo inmóvil con todas sus plumas y elevando mis ojos alcancé a observar su nido en el alto eucalipto, de donde seguramente había caído.
A las pocas horas, volviendo de mis juegos, fuí hasta el lugar donde lo había encontrado por primera vez y con asombro vi que a su alrededor estaban cientos de hormigas disputándoselo y moviéndolo de un lado para otro con la intención de llevarlo a su hormiguero.
Luego de varios días, cuando volví a la plaza, no lo encontré mas. En lo alto, alcancé a ver nuevamente el nido que aún estaba en el mismo sitio. Entonces, llevando mi mente hacia atrás, comencé a pensar en la muerte. Llegué a mi casa y sin que nadie se diera cuenta, miré si faltaba alguien y mas tranquilo, volví a la plaza a seguir jugando como siempre.
Al poco tiempo, al morir la madre de uno de mis compañeros, ya sabía que no sólo los animales podían morir, sino que también los padres de uno podían irse de un momento a otro como aquel pobre gorrión que seguramente se había caido del nido.
A pesar de todo, la vejez y la enfermedad eran una preocupación demasiado lejana para mi, porque todos estaban sanos, seguían teniendo la misma cara y el mismo cuerpo, y existían doctores que todo lo curaban.
Mi segunda impresión sobre la muerte fué el ver las casas abandonadas, a las cuales ingresábamos saltando alguna pared que otra o simplemente abriendo alguna puerta mal atrancada. El húmedo olor de las casas viejas y deshabitadas con su polvoriento suelo y la oscuridad irremediable de sus salas, me daban cierto temor a lo desconocido.
Esos ambientes color herrumbe que parecían condenados a estar así para siempre y cuyo inevitabe fin era una demolición futura, me hacían pensar que de alguna manera todas las cosas, aún las mas grandes, tenían una duración limitada porque lo que fué, mas adelante se olvidaría y lo que será no será por mucho tiempo.
Fui hacia otros lugares y al volver luego de mucho tiempo, casi no pude reconocer
donde estaba. Tan solo la certidumbre de la dirección, la inflexible lógica de la dirección me dió la seguridad de que estaba en el lugar correcto pero que todo había cambiado y que toda una época se había ido para siempre.
Con el correr del tiempo, todo mi universo, fue modificándose. Parientes y amigos fueron envejeciendo y muriéndose para luego pasar a desaparecer simplemente de los lugares donde estaban. Todos aquellos que habían sido testigos de mi niñez, de aquel paraíso ya no estaban sino en mi memoria como los padres y los padres de los padres estuvieron en su propia memoria desde siempre, hasta que el tiempo fue borrando el recuerdo de cada uno de ellos .
Entonces la muerte, aquella con que me asustaba de chico, la de túnica y guadaña que decoraba un feroz esqueleto, dejó de parecerme o de tener esa imagen tan extraña, tan temida y tan cerca del miedo, y me mostró aquella faz horrible, melancólica y siniestra que iba mas allá del ataúd, la corrupción de la carne y la sangre y del temor a lo desconocido, el cielo o el infierno y se erguía ahora como aquello que amenazaba no solo la prescencia sino también la memoria del hombre. Esa memoria sensible dentro de la cual cada ser y cada objeto tenía su propia existencia que llegaba mas allá de aquel cuerpo que algún día no parecería.
Entonces aquella horrible imagen cobró sentido, como cuando de niño en una plaza que ahora el tiempo ha borrado por completo, recordaba aquel gorrión caído y me preguntaba por que no lo podía hallar.

miércoles, 25 de febrero de 2009

COLABORACIÓN SOBRE LA NIÑEZ III

La niñez

Quiero compartir con ustedes una canción, que esta vez, es mucho más que la conjunción de música y letra. Es, a mi parecer, un bellísimo poema. Su autor, Joan Manuel Serrat.
Un cantautor que despierta emociones y que posee una memoria digna sobre su vida y el paso de los años.
A pesar de que su pasado está herido por la guerra civil que azotó el Estado Español desde el 36 hasta el 39, Serrat ha escrito sus canciones con especial orgullo, ese que nos da el sentirnos agradecidos por la tierra que nos ha visto crecer y por las personas que nos criaron.
Fiel a su instinto de artista, Serrat recuerda su niñez mediante un poema, el cual acompaña con notas musicales. En la canción titulada ¨Mi Niñez¨ , se sincera y nos cuenta:

Tenía diez años y un gato
peludo, funámbulo y necio,
que me esperaba en los alambres del patio
a la vuelta del colegio.

Tenía un balcón con albahaca
y un ejército de botones
y un tren con vagones de lata
roto entre dos estaciones.

Tenía un cielo azul y un jardín de adoquines
y una historia a quemar temblándome en la piel.
Era un bello jinete
sobre mi patinete,
burlando cada esquina
como una golondrina,
sin nada que olvidar
porque ayer aprendí a volar,
perdiendo el tiempo de cara al mar.

Tenía una casa sombría,
que madre vistió de ternura,
y una almohada que hablaba y sabía
de mi ambición de ser cura.

Tenía un canario amarillo
que sólo trinaba su pena
oyendo algún viejo organillo
o mi radio de galena.

Y en julio, en Aragón, tenía un pueblecillo,
una acequia, un establo y unas ruinas al sol.
Al viento los ombligos,
volaban cuatro amigos,
picados de viruela
y huérfanos de escuela,
robando uva y maíz,
chupando caña y regaliz.
Creo que entonces yo era feliz.

Tenía cuatro sacramentos
y un ángel de la guarda amigo
y un "Paris-Hollywood" prestado y mugriento
escondido entre mis libros.

Tenía una novia morena,
que abrió a la luna mis sentidos
jugando los juegos prohibidos
a la sombra de una higuera.

Crucé por la niñez imitando a mi hermano.
Descerrajando el viento y apedreando al sol.
Mi madre crió canas
pespunteando pijamas,
mi padre se hizo viejo
sin mirarse al espejo,
y mi hermano se fue
de casa, por primera vez.

Y ¿dónde, dónde fue mi niñez?

Cande Fernández Miganne

martes, 24 de febrero de 2009

ESPECIAL 25 AÑOS DE DEMOCRACIA

PARA ESCUCHAR...

LOS RECOMENDADOS DE TEMA POR TEMA

ESTE FIN DE SEMANA U OTRO CUALQUIERA, SÁQUESE LOS ZAPATOS Y LAS MEDIAS Y CAMINE DESCALZO EN LA HIERBA, Y SI ESTÁ MOJADA, MEJOR...

CÉSAR GUSTAVO DE GERÓNIMO

LLEVE A SU HIJO A LA CALESITA, AL COLUMPIO O AL TOBOGÁN Y OBSERVE ATENTAMENTE EL BRILLO EN SUS OJOS...

HÉCTOR FUENTES

COLABORACIÓN SOBRE LA NIÑEZ II

RAÍCES

El living de la casa de mi amigo Jorge tenía una mesa ratona con unos apoya traseros (me rehúso a llamar asiento a semejantes engendros) que no solo eran viejos sino que además eran muy feos.
Resultaba por demás de raro y de contrastante ver que un tipo que lleva una corta pero brillantísima carrera de médico, con un nivel de ingresos medio alto, amante de la innovación, de la tecnología y con un gusto por lo estético bastante notable, se permitiera afear de esa manera el living de un departamento en duplex en un coquetísimo edificio del Barrio de Nuñez. Pero ahí estaban firmes así de feos como eran, incómodos, estorbando el paso y la vista.
Cierto día, al entrar a su casa veo con cierto agrado que los engendros no estaban, lo raro era que no había nada en su lugar. Sin dudarlo me salí de la vaina y luego de los "¿cómo está todo?" de rigor, fui directo al punto y sin rodeos.

- ¿Vas a cambiar los muebles del living George?, pregunté mirando hacia el hueco
- ¡No, ni loco!, me respondió con vehemencia. ¡Los mandé a restaurar!.
- ¿A restaurar?, pregunté con total sorpresa.
- Si, se los mandé a un tapicero restaurador que me consigue un cuero original como el que tienen y que los barniza del mismo color y los deja iguales a cuando eran nuevos.
- ¿Y no te convenía invertir unos mangos mas y comprar algo nuevo? ¿Algo mas...?, hice una pausa de esas que dejan en claro que uno no encuentra la palabra justa, ¡Moderno!, exclamé al encontrarla.
- ¿Algo mas lindo querrás decir?, dijo riendo ante mi evidente desconcierto.
- Y... muy lindos que digamos no son.
- Ya sé que no son lindos, es mas, también a mí me parecen espantosos, se que no cuadran con nada, que son una patada en el bajo vientre. Pero ¿sabés que? son parte de mis raíces.
- ¿Cómo?, pregunté descolocado.
- A ver, a las propiedades la gente ¿cómo las llama?
- ¿Casas?
- ¡No salame!, ¿qué tipo de bienes son?
- ¿Inmuebles?, mi desconcierto era total, por primera vez en muchos años no sabía para que lado iba a salir.
- ¡No!, "bienes...", hizo una pausa dándome la oportunidad de que complete la frase
- ¿Raíces?
- ¡Exacto!, bienes raíces y ¿Sabés por que? porque al igual que los árboles los seres humanos también necesitamos echar raíces, algo que nos conecte hacia lo mas profundo y básico de nosotros mismos,
hacia nuestra mas tierna infancia. El común de la gente hace eso con su casa paterna o si los padres no tuvieron casa propia, echan sus raíces en el barrio donde vivieron, en el club, en el colegio al que fueron. Es una cuestión psicológica que tiene que ver con el arraigo, algo físico que nos permita decirle al mundo y a nosotros mismos quienes somos desde la pertenencia a determinado lugar, institución, etc.
Yo de chico viví en tantos lugares tan distantes, Mar del Plata, Lima Perú, Avellaneda, La Plata, otra vez Mar del Plata, otra vez Lima, tengo tantas mudanzas y cambios de casa, colegio, amigos, clubes, que nunca pude definir cuales eran mis raíces. No puedo decir que soy de Avellaneda porque nací ahí y al tiempo ya vivía en Perú, pero casi ni me acuerdo nada de Perú, cuando llego a la edad de la memoria
me encuentro viviendo en otro lado y en otro y otro. Lo único que siempre estuvo ahí sin importar en que lugar del mundo estuviéramos son esos muebles, viajaron con nosotros a donde fuéramos. Aunque
suene raro en ellos eché mis raíces, verlos me recuerdan de dónde vengo, quien soy, a donde voy.

¿Vos, sabés donde echaste tus raíces?

La charla siguió y nos pasamos horas hablando de mi querido Villa Bosch. Mis viejos nunca tuvieron casa propia, nunca nos asentamos más de seis años seguidos en la misma propiedad, pero hasta mis 10 años viví en Bosch, y allí seguí yendo al mismo colegio hasta que terminé el secundario. Pasé 12 años consecutivos y felices en el Instituto Pío XII. Cuando estoy mal, cuando estoy solo, cuando creo que no me voy a levantar, cuando se que perdí el rumbo y no puedo encontrarlo, cuando tengo que resetearme, cuando necesito acordarme de quien soy me hago una vueltita por Villa Bosch. Por mas que ya no
conozca a nadie, siento que estoy en mi casa, que vuelve a la vida el Gerardo que andaba en bicicleta, que le pedía a algún vecino tomar agua de la manguera los días de verano, el que jugaba a la pelota en el potrero, el que tuvo alegrías y situaciones difíciles de reponerse pero a pesar de todo sigue adelante.

GERARDO PABLO VIVAS

COLABORACIÓN SOBRE LA NIÑEZ

Para ir a jugar a lo de mis hermanas-primas había que juntar coraje durante buen rato, tomar impulso desde la punta del cantero del rosal y correr ciegamente a través del caminito que bordeaba el gallinero… (aún hoy nadie quiere dar crédito al fantasmagórico poder de vuelo que tenían aquellas gallinas del fondo…)
Pero el esfuerzo bien valía la pena.
Allí, ante mis ojos asombrados, se abría un mundo siempre nuevo.
En la cocina, Graciela renegaba contra las cuentas “difíciles” que le habían dado ayer para resolver, porque ella ya estaba en quinto… ¡y yo, que recién empezaba primero!
Y el olor tibio a bizcochuelo de limón recién cortado por la tía, exhalaba su vapor humeante y tierno por entre los pasillos de aquella casa.
La voz de Julia desde su cuarto, repetía insistentemente la pronunciación de la “erre” arrastrada y gangosa que exige la profesora de francés de segundo año. ( y mis ojos embelesados escudriñaban la posición de sus labios con cada palabra… para imitarla en mi casa y en secreto, frente a la medialuna del ropero)
Más adelante, la frescura reparadora del living y el zaguán, haciendo retumbar los golpes de martillo sobre la suela húmeda. La limadora, los clavos y ese olor a pegamento de zapatos recién arreglados por las manos callosas y grandes del tío.
Y también, la sonoridad de las carcajadas acarreando baldes en carnaval.
Las payanas.
Las fiestas de cumpleaños o de casamiento con el piso plagado de caramelos y confites.
Creo que ellos no lo saben (los adultos tenemos por manía callar lo más importante) pero hicieron de mis tardes el mejor de los rincones.
El más ansiado de los vuelos.
El más puro brillo en la mirada.
Siempre elijo creer que la vida da revancha.
Que el sol no ilumina con la potencia de sus rayos nada más que una tarde.
Por eso hoy quiero escribirlo.
Y que ellas lo escuchen.
Nada más que, juntar coraje de nuevo y darles las GRACIAS.

LILIANA PINTOS

NIÑEZ Y SALUDOS

Mucha mer para el programa...acuerdense de la cascarilla.....cariños...

Juan Manuel Boni Marinone



Dippy y Héctor:

Leer tanto la poesía como el texto me hizo retrotraer mi niñez en muchos aspectos.Tal vez, a una edad diferente reparamos en lecturas que tienen que ver con nuestros recuerdos, algunos pareciera guardados en la memoria y en el corazón.
Gracias por permitirme recrearlos.
Éxitos.
Hasta pronto.
Marita Pardo

LA NIÑEZ

El terreno que pisamos en la niñez está hecho de caramelo. Surcamos la vida a bordo de un aeroplano de papel. Observamos detenidamente a las hormigas. Subimos a un árbol y le rascamos la panza al cielo.
El tiempo es eterno; y para destruirlo recurrimos a un sinfín de estrategias. Hacemos ruido a la hora de la siesta, jugamos a la pelota hasta caer rendidos, miramos indefinidamente horas y horas de televisión. Pero así y todo, el tiempo vuelve a estar allí. Su cara redonda nos observa implacable. Y sus agujas punzantes nos amenazan con el pretexto de convertirnos en adultos.
En este lapso de extrañeza tenemos permitido al mundo para jugar. Un charco es un mar. Una calle es una rayuela. Cinco piedras una payana. Dos montículos de tierra forman un arco, y un terreno baldío es el estadio mundialista. Punto y coma y el que no se escondió se embroma.
Miramos las estrellas. Trazamos constelaciones uniendo cada uno de nuestros sueños. Imaginamos lo que vamos a ser cuando seamos grandes. Apostamos nuestros ahorros a un oso de peluche. Vendemos ramos de glicinas para comparar figuritas.
La magia está encendida con lamparitas de luciérnagas. El velo maravilloso que envuelve al mundo se nos revela. Y en él nos vemos reflejados.
Luego vendrán las primeras obligaciones. El horario de la escuela. El guardapolvo de punta en blanco. Los útiles cada uno en su lugar. El horario de protección al menor.
Allí empezaremos a respetar las conversaciones de los mayores. Allí se nos marcará un espacio, y se nos hará saber cual es nuestro límite.
Respetaremos entonces el orden y la disciplina. Jugaremos menos pero aprenderemos más. “Todo a su debido tiempo y armoniosamente”, nos dirán.
En un abrir y cerrar de ojos, seremos grandes.
En un abrir y cerrar de ojos, volveremos a ser niños para siempre.

Héctor Fuentes.

CUANDO ERA CHICO

Cuando era chico
La sombra de la higuera
La pelota de goma en la vereda
La bici de mi vieja en un viaje a los confines del barrio

Cuando era chico
El escenario cambiante del patio
La pileta donde aprendí a nadar
El galponcito de los experimentos

Cuando era chico
Las noches de San Juan y San Pedro
Las escondidas y la mancha
Las visitas a los techos vecinos

Cuando era chico
el café con leche
Y las tortas negras de la panadería Del Pueblo
El Tony, D’Artagnan, Fantasía, Nippur
Patoruzú, Hijitus, Boogie el aceitoso
Hortensia, Isidorito

Cuando era chico
Los higos en almíbar de mi vieja
Y los consejos de mi viejo

Cuando era chico es un lugar que todavía existe
Al que suelo ver de vez en cuando
Y siento los aromas de la cocina, del patio
Subo a la higuera y su mundo
Vuelvo a probar los pasteles y a tomar la leche
Salgo a jugar a la pelota y andar en bicicleta
Vamos con la barra a gastar los empedrados

Y en ese momento de ritual incomparable
Cuando regreso cansado de los juegos
Digo chau a los amigos porque es hora de cenar
Y vuelvo a escuchar esas voces que no han muerto.


César Gustavo De Gerónimo

LA NIÑEZ Y SUS RECUERDOS

Estábamos tomando sol en la pileta, y mi hijo Joaquín, de tan sólo cuatro años, me sorprendió con esta pregunta:
Papá: ¿vos te acordás el día que dejaste de ser chiquito? Me lo quedé mirando. Al instante sonreí. Me repuse en silencio mientras un sinnúmero de imágenes pasaban por mi mente.
No recordaba cuál era el día que había dejado de ser chiquito, pero en cambio sí podía contarle lo que significó para mí, alguna vez haber sido un niño.
Entonces le dije: Recuerdo que yo era chiquito cuando llegaba fin de año y mi viejo me regalaba el “Patoruzú de oro”.
Era pequeño cuando miraba por televisión a los Tres Chiflados y a Hijitus, acompañado por una taza de mate cocido.
Era un niño cuando mi tía me sorprendió una mañana regalándome una gomera. Cuando mi casa de Ensenada se atestaba de mosquitos y debíamos prender un espiral. Ese olor es mi infancia. Y esa casa creo que la encontré el otro día en un sueño.
Era un simple pibe cuando daba la vida por un partido de fútbol. Cuando jugaba a la bolita a tres quemas. Cuando juntaba figuritas y cambiaba el álbum lleno por una pelota de cuero número cinco.
Cuando una vez me subí solo al tren que pasaba a tres cuadras de mi casa. Cuando fui por primera vez al cine a ver una película de Bruce Lee. Cuando sentía galopar a la alegría en un caballito de madera.
Pero, vos me habías preguntado qué día había dejado de ser chiquito. Entonces te miro y pienso: ¿Cuándo se deja de ser chiquito? ¿cuando empezamos a mirar el noticiero? ¿Cuando preguntamos qué cosa es la economía? ¿Cuando renovamos el documento? ¿Cuando nos quedamos solos y elegimos por primera vez una canción? ¿Cuando por fin nos sale el nudo de la corbata?
Claro, vos te reís de todas estas cosas que te digo. Entonces te miro y pienso: ¿no será un sueño este juego que me propusiste, en el que yo te explico que día dejé de ser chico, y vos me regalás este inmenso privilegio de ser tu papá?

Héctor Fuentes

25 AÑOS DE DEMOCRACIA EN ARGENTINA

El ejercicio de la memoria me trae algunas imágenes:
Recuerdo la cara de Videla explicando que cosa era un “desaparecido”.
Recuerdo también el mundial 78. Lo vi en la casa de mi tía, en Ensenada. Argentina televisaba color, pero afuera, en la calle, la realidad se pintaba con dos colores: blanco y negro.
Malvinas se llevó a los chicos a la guerra, y en un manto de neblina la historia los envolvió.
Cambiamos las botas por los votos, y las urnas, que estaban bien guardadas, gritaron bien fuerte la palabra democracia.
Respirábamos en libertad. Pero como todo privilegio, la libertad se merece, se conquista, y luego se defiende.
Alfonsín nos dijo: “la casa está en orden, felices pascuas” Eran los indicios de las Leyes de Obediencia debida y Punto Final.
En la era Menem la convertibilidad nos convirtió en ciudadanos del primer mundo. Disculpen las molestias, estamos trabajando para usted.
Nuestra memoria es frágil, por eso nos repetíamos una y otra vez: “No se olviden de Cabezas”.
El poder cambia de manos. La Argentina comienza a derrumbarse. Las cacerolas cacarean su vacío insoportable, y un helicóptero se eleva hacia las nubes. Cinco presidentes pasan de repente. Un malambo de miseria y patacones nos sacude con dureza.
Néstor se coloca la banda presidencial y Cristina continúa el mandato de su marido.
Veinticinco años se cierran sobre sí mismos. Veinticinco años en los que la república todavía busca enclavar su destino de justicia y libertad.

Héctor Fuentes

viernes, 20 de febrero de 2009

MÁS SALUDOS

EL MEJOR INICIO EN ESTA NUEVA ETAPA COMUNICACIONAL.
La experiencia de TV fue MUY BUENA...
Si hago a tiempo estaré personalmente, sino "espiritualmente"
UN GRAN ABRAZO
y les deseo lo mejor ....

ALBERTO ACTIS - BALCARCE

jueves, 19 de febrero de 2009

SEGUIMOS RECIBIENDO SALUDOS

HOLA, QUERIA AGRADECERLES POR LA NOTIFICACION Y DESEARLES MUCHA SUERTE CON ESTA NUEVA PROPUESTA QUE POR CIERTO ME PARECE MUY INTERESANTE.

ATTE. MARIA CASAIS


QUE TENGAS TODA LA SUERTE QUE VOS TE MERECES CON ESTE PROYECTO, QUE LINDO!!
UN ABRAZO

CLAUDINE

miércoles, 18 de febrero de 2009

25 AÑOS DE DEMOCRACIA EN ARGENTINA

¿Cuál es el verdadero significado de los veinticinco años de democracia?

¿Es el mismo que el aniversario de un campeonato de fútbol o de casamiento?

¿En qué nivel de importancia colocamos las obligaciones y derechos que nos otorga el vivir en una democracia?

A veces creemos que la democracia sirve para decir o hacer lo que uno quiere sin ser víctimas de algún tipo de censura o represión. En otras ocasiones definimos a la democracia como una forma de elección de gobernantes. De hecho, en estos veinticinco años la palabra democracia aparece con fuerza cada dos años, a la hora de las elecciones de medio término o las presidenciales.

¿Es eso sólo la democracia?

Nuestra ilusión, allá por octubre del 83, era que por sí sola la democracia serviría para resolver los problemas. No teníamos en cuenta que la democracia, a diferencia de la dictadura, requiere de la participación de cada ciudadano para ser efectiva. Debe convertirse en una manera de expresión, de relación con el otro, en una forma de vida. Al principio, hubo una avalancha de afiliaciones por dos razones: para rehacer los partidos políticos desmembrados por la dictadura y por la creencia de las personas en que el partido político iba a ser el escenario natural donde se debatieran los principales problemas de la sociedad.

La decepción no se hizo esperar.

Es que tampoco tuvimos en cuenta que los partidos políticos también reflejan las miserias de la misma sociedad que aplaudió con fervor TODOS los golpes de estado desde el 30 al 76. Y los individuos que se afiliaron para poder desarrollar su espíritu democrático no estaban preparados para moverse en ese entorno. Muchas personas dejaron muchas horas ayudando en las campañas electorales. Muchas personas creyeron en la idoneidad de ciertos nombres para gobernar. Y esas personas, cuyos nombres no figuran en ningún listado de “personajes del año” estaban también convencidas de que algún día estarían preparadas para afrontar el desafío. Pero no fue así. Aún teniendo en cuenta las lógicas excepciones, muchos concejales, intendentes, diputados, senadores y hasta algún presidente fue puesto en ese lugar por la conveniencia de unos pocos en detrimento de los intereses de la mayoría.

El ejercicio de la democracia en estos años se ha convertido en la simple delegación de funciones. Se ha creado un círculo vicioso: muchos de los que han accedido a los cargos públicos se han quedado en la esfera política y la han tomado como una profesión. Y los ciudadanos que tienen ganas de participar no pueden porque las sillas ya están ocupadas.

La principal víctima: la política. En estado reservado: la democracia.

César G. De Gerónimo

EL VIERNES 20 DE FEBRERO ARRANCAMOS...

Y hemos recibido algunos mensajes alentadores:



¡ MUCHA SUERTE DIPPY !
UN ABRAZOTE...
----------------------------------------
Ing. Agr. H. Alfredo Conforti . BALCARCE


HOla dipyy que tal che, me alegro mucho
por el programa me parece muy
productivo y desde aqui los apoyo
para lo que necesiten.

NAHUEL LUENGO, DESDE CUBA


Muchas gracias por el envio,
exitos para este nuevo emprendimiento .

LILIANA CHARAFEDÍN - BALCARCE


ÉXITOS EN ESTE NUEVO EMPRENDIMIENTO!!!!
Nora Sangiorgi. BALCARCE


Gustavo, es para mí un gran orgullo ver plasmada la capacidad
de gestión, el amor y el compromiso de colegas del programa.
Les deseo simplemente lo mejor y cuenten con mi pequeña
colaboración en todo aquello que les pueda ser útil.
Un abrazo y hasta pronto.
Daniel Pozzo
Villa General Belgrano



MERDE...SÉ QUE VA ANDAR BIEN...Y POR AHÍ ME LLAMAS COMO INVITADA ??

ÉXITO A VOS Y TODO EL EQUIPO...

UN BESO.

SILVANA BUDETTA - BALCARCE



Toda la suerte del mundo en este nuevo emprendimiento.

Eduardo Fiorellini - Mar del Plata




Hola Dippy!

Admirable lo suyo!!!

Mucha suerte en este nuevo emprendimiento.

Un fuerte abrazo,

Kike Spinelli - La Plata


FELICITACIONES ! DIPPY !!
POR EL NUEVO EMPRENDIMIENTO.. Y QUE CONTINUE EL EXITO ..
TE VOY A SINTONIZAR POR LA WEB,
UN ABRAZO . HUGO COSTA. LA PLATA


Mis Felicitaciones a Uds……

Si necesitas que te de una mano desde aca decime…. ;-)

CRISTIAN GARCÍA - BUENOS AIRES


Un besogrande para todos Uds.

Felicidades

Lilita Melucci - Balcarce


es un honor para mi poder alzar mi voz en esta interesante tema que son los 25 años de democracia, voy a hacerles llegar mi comentario.

Nicolás Lamazón